El proyecto para el Parque de bomberos, emplazado en la periferia de Jerez de los Caballeros (Badajoz), es consecuencia del encuentro entre la funcionalidad y la visibilidad que requiere un equipamiento público de esta naturaleza. Partiendo de una actitud responsable, que aúna la buena práctica del oficio y la búsqueda de lo significativo, la propuesta se aborda a partir de un cumplimiento escrupuloso del programa, pero sin renunciar a la calidad arquitectónica.
Esto convierte al edificio en un objeto compacto en dos plantas, cuyo programa se distribuye en torno a la privacidad de los usos y a las condiciones ambientales. Así, las dependencias públicas asociadas al uso profesional (oficinas, hangar, gimnasio o vestuarios) se localizan en planta baja, mientras que los dormitorios y aula están arriba. Con esta disposición las zonas de estar y dormir se orientan al norte, optimizando su uso por una luz neutra y evitando la radiación excesiva.
El proyecto se plantea desde la homogeneidad del conjunto en torno a dos materiales, la chapa normalizada de color cobre y el policarbonato, cuya disposición permite presentar cuatro fachadas diferentes en función de su relación con el paisaje al que se enfrentan. Esta propuesta compositiva, abstracta y rotunda, desde el material, aporta monumentalidad a un edificio que, a priori, no la requiere. Sin embargo, tanto la composición neoplástica de las fachadas, que equilibra la escala de la pieza, como el ennoblecimiento de los materiales prefabricados, aportan significado, personalidad y presencia a un edificio que, de otra manera, desaparecería en un paisaje industrial de periferia.