
La versión del edificio 774 frente al centro de control del CERN en Ginebra que finalmente se va a construir parte de entender el edificio como una serie de volúmenes superpuestos, en singular interpretación del anagrama del CERN.
Biografía
Octavio Mestre es arquitecto por la Escuela de Barcelona y ha sido profesor en varias universidades europeas y americanas. Francesco Soppelsa es arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Nápoles y se incorporó al estudio, como arquitecto asociado, en el 2002. El despacho
que cuenta con seis miembros, todos arquitectos, es autor, entre otras
obras, de numerosas viviendas unifamiliares y varios conjuntos de apartamentos, de la reforma integral del Centro Comercial L´Illa Diagonal y el Pedralbes Centre y, entre los edificios de oficinas, de los edificios que albergan las Conselleríes de Treball i de Relacions Territorials de la Generalitat, la rehabilitación del edificio Diagonal Minerva, las sedes de Prosegur, Inmobiliaria Colonial y Mutua Madrileña en Barcelona y en la Castellana de Madrid o la Clínica de Aresa. Actualmente están llevando a cabo las obras del CC Gran Jonquera (51.000 m2 la primera fase), un edificio de 14.000 m2 de oficinas y aparcamiento en Travesera de Gracia, un centro de aguas termales y un par de estudios para sendas residencias geriátricas, además de los proyectos y obras en Turquía (a través del GAB), Francia y éste, en Ginebra, que aquí nos ocupa.
Datos del edificio
Nombre: Edificio “774”
Localización: Frente al CCC (Centro de Control que regula los aceleradores de partículas nucleares del CERN en Ginebra). Sede de Prevessin
Usos: Sala de Actos, Cafetería y Restaurante privado (Zona de pública concurrencia) y Laboratorios informáticos y oficinas (resto).
Sup Construida: 3.898 m2.
Presupuesto: A determinar
Estructura: Mixta (hormigón armado / metálica)
Fachada: revestida en GRC y alucobond
Cubierta: Ajardinada o revestida en madera de IPE
Arquitectos: Octavio Mestre / Francesco Soppelsa
Colaboradores: Guillermo Díaz, Carlos Maurette y Enzo Vignolo, arq. / Xavier Pie aparejador / Cálculo Estructuras (BOMA) / ingeniería de Instalaciones (DOPEC)
Promotor: CERN (Centro Europeo de la Investigación Nuclear)
Instalaciones: el edificio tendrá la categoría de Green Building
Constructora: En fase de licitación

Las instalaciones del CERN (el Centre Européen de la Recherche Nucléaire) ocupan nueve municipios repartidos entre Suiza y Francia, en unos terrenos que le fueron cedidos, después de la Segunda Guerra Mundial, para investigar los usos pacíficos de la energía nuclear. El proyecto surge dentro de una operación experimental que pretende abrir las puertas a miembros de otros países que normalmente no trabajan para el CERN, de ahí que tanto el equipo de arquitectura, como las ingenierías seamos todos, en este caso, de Barcelona. El edificio 774 a construir en Prévessin (la sede francesa del CERN que, junto a la suiza de Meyrin, componen el núcleo central de sus instalaciones) tendrá un sótano, planta baja y dos plantas piso y estará destinado a los laboratorios donde se desarrollan los programas informáticos que controlan los aceleradores de partículas nucleares. Orientado hacia el paisaje, se sitúa enfrente del Centro de Control de CERN (CCC) y pretende erigirse en su edificio de referencia. Como en el tenis, a veces, en la vida, se dispone de un segundo saque… Después de una primera versión modular, que se iba a construir en taller y transportarse a su emplazamiento final, para realizar in situ la impermeabilización y las terminaciones interiores, la versión que finalmente se va a construir parte de entender el edificio como una serie de volúmenes superpuestos, en singular interpretación del anagrama del CERN. Fue ese anagrama de círculos y partículas en todas las direcciones del espacio lo que nos inspiró generar un hueco central (el vacío del porche es metáfora del vacío de la materia) en torno al que establecer las distintas alas en todas las direcciones (decir espacio es, para un arquitecto, decir la parcela de la que se dispone o el edificio a rehabilitar, según los casos).

El proyecto apunta, así, a reinterpretar la materia… Los físicos trabajan para descubrir sus leyes internas, pero los arquitectos, también, aunque de una manera diferente, ya que trabajamos tanto con la materia (el elemento construido) como con el vacío (el espacio resultante)… Y con la luz que acaba por inundarlo todo… Los silencios, en música, son tan importantes como los sonidos, porque van a marcar el tiempo… No hay que olvidar que, si la música es aire que suena, la arquitectura es el aire en que vivimos. De la misma manera que Max Planck estableció que los electrones se mueven alrededor del núcleo en órbitas determinadas y, sólo cuando cambian su órbita, liberan energía, del mismo modo sucede cuando subimos y bajamos escaleras, cambiando de planta, al recorrer un edificio. Deseábamos, además, reinterpretar la materia a partir de un principio tan simple como es ese juego infantil de manos superpuestas, una sobre la otra, para quitarlas, más tarde, pegando a los compañeros de juegos. La arquitectura no sólo es un juego, sino también un desafío (descubro que hay un juego de palabras en francés entre, jeu y enjeu, pues esta memoria primero fue escrita en francés y sólo después traducida al castellano)… Hay, por contra, normas a respetar como es la de alinearse con la acera de enfrente del CCC (el edificio desde el que se controla “la máquina”, como llaman al gran acelerador), para disponer de más libertad, del lado de la carretera que circunda las instalaciones del CERN. El nuevo edificio es, pues, más que un edificio, una topografía viva.

Una parte de la planta baja contiene las funciones de “pública concurrencia” del edificio (auditorio para 106 personas, cafetería para 80 personas, restaurante privado en el altillo con vistas a las montañas del Jura, en una especie de caja de cristal) mientras el resto de laboratorios están en la otra ala que conforma el otro lado del patio. Entre medio, se genera un espacio abierto, con un porche de acceso que debe de servir de acceso compartido. El edificio queda cosido por
las dos plantas superiores que se asoman en voladizo, las unas sobre las otras y albergan las diferentes oficinas y salas de reuniones. Desdeun punto de vista normativo era importante que la losa de la última planta estuviese a menos de 8 metros respecto del nivel de la calle para regirse por el reglamento del Código de Trabajo, cosa que permite una flexibilidad mayor en la estricta normativa francesa en cuestión de incendios. El edificio cuenta con varias salas de reunión y de conferencias para uso interno y capacidad simultánea para 80 personas. El edificio tiene, además, sus núcleos sanitarios en cada piso y un área de descanso, equipada con una cocina americana, situada en el centro de la primera planta, la parte central del complejo, con acceso a la terraza, sobre los laboratorios. La parte destinada a oficinas está compuesta por 38 despachos individuales, 10 de dos plazas, cuatro de seis y cuatro oficinas ejecutivas (jerarquía, secretario, diputado y jefe de grupo) hasta completar los 150 puestos de trabajo que prevé el programa. El sótano dedicado a instalaciones y almacenamiento, tiene acceso directo desde la calle, a efectos de mantenimiento y cose el conjunto con los dos núcleos de comunicación vertical. El edificio estará acabado en hormigón aligerado (GRC) de color blanco roto y lamas de alucobond que potencian la horizontalidad del conjunto. Para ocultar el aspecto actual del CCC proponemos envolverlo en una piel de metal, en consonancia con el nuevo edificio que se propone.

Desde el punto de vista estructural lo más importante es la sujeción de los voladizos que deben de dar la imagen de conjunto, mediante toda una serie de pantallas atirantadas y vigas de canto que sobresalen en cubierta. Desde el punto de vista de las instalaciones, sorprende, viniendo de nuestro clima y condición, que esté prohibida la instalación de aire acondicionado en las oficinas (no así en las zonas de pública concurrencia) y que la calefacción se efectúe mediante suelo radiante y elementos pasivos. El edificio perfectamente aislado, térmica y acústicamente, incluso en las partes vidriadas, dispone de producción de energía solar y tendrá la condición de “construcción verde” (certificado de Green Building). Durante el proceso de proyecto ha sido interesante, no ya el tener que utilizar hasta 4 idiomas en las reuniones (el CERN es un melting pot multirracial en el que la lengua oficial es el inglés y en inglés se deben de redactar los elementos contractuales para la petición de ofertas, pero la documentación municipal debe de redactarse en francés, mientras en las reuniones mezclábamos el francés predominante con el español, el catalán y el italiano); no tanto entender la diferencia de normativas (no es la primera vez que construimos en otros países), sino entender las maneras de construir (aislar por fuera los sótanos, integrar las instalaciones en el propio forjado, la forma de resolver la llegada al suelo y la cimentación, etc.), lo que no deja de confirmar el puzle multicultural que es Europa y cómo las diferencias son fruto de las diferentes maneras de hacer de sus pueblos. Más de la costumbre y la tradición que de las condiciones físicas o climatológicas. Definitivamente, hay una Europa de la mantequilla y otra del aceite de oliva. Y uno no olvida sus orígenes.

El anagrama de círculos y partículas en todas las direcciones del espacio del CERN inspiró generar un hueco central (el vacío del porche es metáfora del vacío de la materia) en torno al que establecer las distintas alas en todas las direcciones.
Desde el punto de vista estructural lo más importante es la sujeción de los voladizos que deben de dar la imagen de conjunto, mediante toda una serie de pantallas atirantadas y vigas de canto que sobresalen en cubierta.
Entre medio de las dos alas, se genera un espacio abierto, con un porche de acceso que debe de servir de acceso compartido. El edificio queda cosido por las dos plantas superiores que se asoman en voladizo, las unas sobre las otras y albergan las diferentes oficinas y salas de reuniones.