Porto Maravilha, la actuación urbanística de mayores trascendencias en los últimos tiempos en Río de Janeiro, resuelve los problemas de la degradación existente y genera una nueva área de referencia para la ciudad, la metrópoli, el estado y el país.

El estudio B+ABR es un estudio de arqui­tectura brasileño fundado en el año 2010 por Joao Pedro Backheuser socio del es­tudio carioca «BLAC, arquitectura e ciudad» e Ignasi Riera socio del despacho barcelonés «ABR arquitectes associats.

La combinación carioca-barcelonesa del estudio se estructura a todos los niveles. Y aunque con cuartel general en Ipane­ma (Rio de Janeiro), la relación con Bar­celona es muy intensa, gracias al tras­vase de profesionales en las dos direc­ciones y gracias también a la facilidad de comunicaciones e intercambio de in­formación que las nuevas tecnologías propician.

Conjuntamente ganaron el concurso pa­ra la Villa olímpica de los periodistas pa­ra los juegos de Rio 2016 y actualmente el equipo está desarrollando diversos proyectos en la ciudad, desde el velódro­mo del Parque Olímpico hasta la recon­versión de los silos del Moinho flumi­nense en hotel boutique, además de va­rios proyectos residenciales y de oficinas en Sao Paulo.

No obstante sus proyectos más repre­sentativos son los desarrollados el en­torno del Puerto Maravilhas, desde ac­tuaciones urbanísticas (revisión del Masterplan) hasta la propuesta de im­plantación del nuevo puerto de cruce­ros de Rio y el proyecto de urbaniza­ción de los espacios públicos de Puerto Maravilhas, dentro de los que se sitúa la recuperación del frente de la ciudad histórica a la bahía de Guanabara, con la multipremiada reurbanización de la histórica plaza Maua como elemento fundamental de la operación.

Datos del edificio

Nombre del proyecto: Reurbanización del frente marítimo en la zona centro de Rio de Janeiro
Área total de actuación: 26,70 Ha.
Proyecto: ABR-BLAC (B+ABR)
Proyectistas: João Pedro Backheuser e Ignasi Riera
Colaboradores: Rosario Portillo, Toni Soler, Enrique Valiente, Javier Zaldivar, Victor Pastor, Paolo Nadalin, Pilar Maca¬rena, Andre Sanches.
Asesoramiento de vegetación y plantaciones: Lucia Costa y Francirose Soares
Promotor: Consorcio PortoNovo y Ayuntamiento de Rio de Janeiro.
Constructoras: PortoRio y PortoExpressa
Proyecto de instalaciones, viarios, y estructuras: Engecorps

En un contexto histórico único, con el Mundial de futbol y los Juegos Olímpicos en apenas unos años, la ciudad de Rio de Janeiro aprovecha la oportunidad para revitalizarse y ofrecer nuevos escenarios en una zona estratégica situada entre el centro y la zona norte: una vasta área heterogénea en cuanto a tipo­logías urbanas situada mayormente entre la Av. Presi­dente Vargas, Francisco Bicalho y el puerto, exten­diéndose en forma de apéndice por el lado este hasta casi el aeropuerto Santos Dumont.

Lamentablemente, en las últimas décadas y por causa de las infraestructuras y los usos desarrollados (el viaducto elevado y los almacenes para el propio puer­to, las escuelas de samba y otras actividades de carác­ter industrial), los históricos barrios de Gamboa, Saú­de y Santo Cristo, situados en esta área, han sufrido una degradación considerable, lo que hacía de esta zona un lugar indeseable para los cariocas que acaba­ron dándoles la espalda.

Actuaciones estructurales de primera necesidad obli­gan a considerar esta área desde un punto de vista global: servicios, vías, calzadas, plazas, edificios…Los autores se encuentran delante de la actuación urba­nística de mayor transcendencia en los últimos tiem­pos de Río de Janeiro y, seguramente, de Brasil: Porto Maravilha. Una operación de gran escala que preten­de resolver no sólo problemas intrínsecos resultantes de la degradación, sino que los usa como pretexto para generar una nueva área de referencia tanto para la propia ciudad como para el resto de la metrópoli y, por qué no decirlo, del estado y del país. Asimismo, las nuevas propuestas de movilidad a partir de nume­rosos proyectos proponen mejorar considerablemente una zona que, por situación, actúa de puerta entre los barrios de la zona norte y los barrios de las zonas centro y sur.

Dentro de las numerosas actuaciones, y orientándo­nos al espacio público, hay un área de especial inte­rés por su contexto y situación: El Frente Marítimo a la bahía de Guanabara. La demolición del viaducto elevado, la construcción de edificios de uso cultural (el Museo de Arte Moderno, el Museo del Mañana…) añadidos a los ya existentes, así como la desapropia­ción del frente de la zona militar, permiten recuperar la relación de la ciudad con el mar y articular una promenade peatonal continua desde el aeropuerto Santos Dumont (parque del Atero) hasta la Terminal de autobuses de más de dos kilómetros de longitud.

Precisamente, entre el Museo Histórico Nacional y el nuevo Acuário, es donde este nuevo eje peatonal se relaciona de forma más directa con la Bahía. Son cua­tro los trechos a remarcar, por carácter propio, pero sin olvidar la continuidad de una propuesta global, son -de este a oeste-: la prolongación de la Via Expresa (el antiguo viaducto elevado, ahora tunelado y que recu­pera su cota superficial en este trecho), incluyendo la plaza XV.

El frente del área de la Armada, ex­propiado para asegurar la continuidad del peatón hasta la Plaza Mauá; La plaza Mauá, ya construida, punto álgido de la actuación y lu­gar de relación de espacios públicos y edificios de considerable importancia; y por último el Boulevard, resultado directo de la demolición del viaducto elevado.

Prolongación de la Via Expresa

Esta área, el ya nombrado “apéndice”, en torno a la proyección del túnel de la Via Expre­sa y su salida en superficie, de 12,9 Ha. apro­ximadamente, permite conectar en superficie (en su mayor parte dedicada a los peatones) el Museo Histórico Nacional con la explanada de la iglesia de la Candelária (final de la Av. Presidente Vargas) y, más allá, la conexión hasta la plaza Mauá a través del espacio expropiado a la Armada. Se trata de un área de sección variable pero que puede ser leída de forma relativamente homogénea de extremo a extremo. A medida que la sección avanza, nos en­contramos con diferentes ambientes a modo de accidente, definidos sobre todo por los edificios y espacios anexos –y muy a menudo no tan anexos, ya que acaban invadiendo el espacio y estrechando la sección de paso-con los juzgados, museos o centros culturales, la plaza XV (que actúa como gran divisoria de los dos grandes trechos de este prolongamien­to), las terminales de barcas, edificios de oficinas o zonas ganadas al mar… Se trata, en parte, de una suerte de aconteci­mientos relacionados entre sí y que deben ser estructurados a lo largo de un eje común, au­mentando y disminuyendo su sección y gene­rando diferentes tipos de espacios públicos dependiendo de las piezas construidas anexas y las posibilidades reales de la propia sección.

1º Distrito Naval

La opción planteada fue la de provocar una separación mediante un límite físico (una ver­ja) entre el espacio propiamente público y el espacio de control militar, dando al primero un generoso y agradable espacio de paseo bor­deando la Baía. Además, el conflicto de cruce entre el propio paseo y la conexión a la Ilha das Cobras se resolvía mediante una pasarela que descendía suavemente para salvar el puente.

Praça Mauá

La intervención era clara: enterrar el viaducto, eliminar el paso de coches en superficie, incorpo­rar la traza del tranvía como referente de nueva movilidad y recuperar para la ciudad ese espacio de relación y balcón sobre la bahía. Amplio en el centro, devolviendo a la plaza la categoría que merece en relación a la escala del lugar, conserva numerosos árboles en el perímetro, que son las zonas de descanso y relación más directa con los edificios y espacios anexos. Este ajardinamiento perimetral ofrece a su vez a estos espacios y edificios un generoso espacio central que actúa como gran salón y que, por su tamaño, permite también la organización puntual de eventos de importancia. Como remate de la intervención, se resituó y ensalzó la estatua que daba nombre a la plaza y que servía como punto de referencia a cualquier extremo de la plaza.

Boulevard

El soterramiento del viaducto y la eliminación de las vías en superficie liberaban al completo la sección de cualquier tráfico rodado o elementos construidos. De la nada, se dispone ahora de un espacio generoso de 40 m. de ancho por donde transitará el nuevo VLT (tranvía). Un gran eje peatonal de casi 1 km. para pa­seo y disfrute del peatón, pasando de un ambiente ruidoso, oscuro y cerrado a un área libre, verde y silen­ciosa con prolongaciones, por entre los almacenes históricos (catalogados y protegidos) abriéndose a la bahía. Se procuró desde el inicio que el recorrido no fuera lineal, es decir aprovechar las diversas secciones transversales que el trazado permite para situar diver­sas áreas de descanso y de relación.